Reconstruyendo caminos con retazos
“Parchando heridas, reconstruyendo caminos con retazos” es un proyecto de desarrollo implementado por la Fundación Uri GESE-Bolivia, con el apoyo financiero de Solidar Suiza a través de su proyecto Diálogo y Apoyo Colaborativo. El objetivo principal del proyecto es fortalecer las capacidades productivas de mujeres privadas de libertad en el Centro de Orientación Femenina de Obrajes, ubicado en la ciudad de La Paz. Esto se logra mediante la promoción de un emprendimiento social basado en la reutilización textil y la economía alternativa, solidaria y circular.
La iniciativa busca desarrollar procesos formativos con las mujeres, alineados a un proyecto de negocio concreto, fortaleciendo sus competencias para una posible reinserción social y laboral. El proyecto impacta tanto en los conocimientos y habilidades técnicas para la reconfección y diseño textil, como en las capacidades de las participantes para proyectarse al futuro. Además, el proyecto incluye un enfoque terapéutico, trabajando de forma paralela en la transformación de los textiles y en el crecimiento personal de las mujeres. Este proceso permite a las participantes transformar objetos “sin utilidad, feos, rotos o viejos” en productos nuevos y valiosos, reflejando su evolución personal, autonomía, autoestima y empoderamiento.
Como segunda línea estratégica, el proyecto promoverá espacios de diálogo colaborativo entre el Estado, la sociedad civil, la academia y el sector privado. Estos espacios buscan generar pactos para apoyar la sostenibilidad del proyecto y maximizar su impacto, involucrando a estas instancias como actores clave en la transformación social. Además, en busca de un triple impacto, la iniciativa incorpora una tercera estrategia relacionada con la sensibilización de la población sobre el consumo textil responsable, con el fin de reducir el impacto de la contaminación textil.
Destinatarios:
El proyecto está dirigido a 40 mujeres que se encuentran en proceso de preparación para su egreso, madres jóvenes que cumplen sentencia en compañía de sus hijos e hijas menores de seis años o que son proveedoras del hogar, aunque sus hijos no residan en el Centro. Estas mujeres, además de estar privadas de libertad, enfrentan otras brechas que limitan su integración y acceso a una situación socioeconómica estable, perpetuando su condición.